Ante todo dejar claro que lo que
aquí se escribe se trata de una reflexión personal.
Ayer la banda amenizó la corrida
de rejones que se celebró en la plaza de toros de Barbastro en el marco de las fiestas de la ciudad.
No voy a hacer una crítica
taurina por dos motivos:
El primero es que no puedo
permitirme ese lujo ya que no entiendo lo suficiente sobre este arte y el
segundo es que no pude verla debido a
que estuve tocando pasodobles la mayor parte del tiempo.
Sería importante aclarar que según el protocolo taurino, cuando en
determinados momentos de la fiesta el torero o rejoneador está realizando una buena faena la banda toca y cuando la faena es normalita o mediocre la banda no toca (siempre avisados por un asesor
colocado al lado de la banda que lleva un pinganillo con hilo directo a la
presidencia de la plaza)
También me gustaría apuntar que
yo nunca pagaría por entrar a ver una corrida de toros, y si me regalaran la
entrada, antes de ir miraría si hay otra cosa mejor que hacer, en fin cada uno
tiene sus gustos.
Otro aspecto que es importante
señalar es que como todos los del entorno de la banda sabemos, al igual que el
resto de mis compañeros no percibimos
salario alguno de la banda por venir a conciertos, pasacalles, etc (yo creo
que mucha gente no repara en esto o no se lo plantea)
Cierto es que como tengo un
compromiso con la banda y con la música acudo a ensayos, conciertos y eventos
cuando es necesario.
Pues bien este fin de semana vine
de Alcañiz (ciudad en la que resido) a tocar a los toros, 150 km de ida y 150 km de vuelta, me
podía haber quedado en Alcañiz ya que también son fiestas. El domingo tarde, mi
mujer se volvió a Alcañiz, por lo que yo tuve que ir a Alcañiz el lunes mañana
con mi coche (por lo tanto utilizamos dos coches) sumamos 150 km
de ida y 150 de vuelta, ya llevamos 600 km de consumo. Además el que ha ido
alguna vez sabe que la carretera no es buena.
Haciendo cuentas la corrida me
salió por: 600 km de coche, el
cansancio del madrugón del lunes cuando fui a trabajar, dejar un coche en la
calle toda la semana (solo tenemos un parking) y todas las explicaciones que
tuve que dar a mi mujer por hacer estas cosas que son complicadas de entender (“el amor al arte”)
Además como cada músico de la
banda, yo aporté a esa corrida: mi instrumento (que no es nada barato), todos
mis años de estudios de clarinete, multitud de horas de ensayo, todo esto
todavía tiene mucho más valor que lo que he comentado en el párrafo anterior.
Estoy hablando por mí pero estoy pensando también en todos aquellos músicos que han aplazado sus vacaciones por tocar en las fiestas por ejemplo, y más casos de músicos que anteponen otras actividades por venir con la banda.
Con todo este esfuerzo que personalmente
me ha generado el tocar en esta corrida, me parece muy injusto y lamentable el escuchar a
alguna persona que vaya diciendo que yo
entro gratis al recinto (al cual entro a trabajar sin cobrar)
Pero lo más triste de todo es que
alguna de las personas que hacen estos comentarios tienen cierto nivel de
estudios y algunos de ellos son personas jóvenes. Esto hace que me plantee como docente que soy, que hay cosas
que las estamos haciendo mal.
Personalmente también escuché en
directo algunos comentarios de que la
banda no tocaba el tiempo suficiente, cuando esta es una decisión que en
nada tiene que ver con nosotros, es la presidencia y el protocolo de una
corrida de rejones los que tienen que tomar las decisiones sobre la música
(todos estos espectáculos taurinos tradicionales tienen unas reglas y normas
muy exigentes que abarcan todos los ámbitos, incluidos el de la música).
Me voy a consolar con que todos estos despropósitos tuvieron que ver con el alcohol y no con la falta de educación o con la falta de cultura taurina (en internet existen muchos artículos relacionados con la liturgia taurina para poder consultar).
Aún con todo a mí me gustaría quedarme con lo bueno, las ganas y el entusiasmo
que ponemos todos aquellos que amamos la música y más cuando se toca en grupo.
Y también con la incondicionalidad de todos aquellos que nos apoyan y a los que
les gusta lo que hacemos.
Y ya no decir esas meriendas
cenas que nos preparan Angel, Yolanda, Alfredo, familiares de músicos, etc… al acabar, que
personalmente es con lo que más disfruto en los toros.
Todo esto hace que cada año,
siempre que me es posible, venga a las fiestas de Barbastro y a los toros, aunque
me cueste dinero y esfuerzo. Y que seguiré haciendo mientras pueda.
Precioso comentario, Fernando. ¡Hasta me he emocionado!. Si todo lo que sabemos que algunos han dicho, con nocturnidad y alevosía (y el agravante del alcohol), trascendiese del mero comentario, a algo mas serio, yo propongo que sea esto que has escrito tu, lo que pongamos como réplica. No se puede decir mas claro.
ResponderEliminarDe todas las formas, confío en que esto no vaya a mas. Todos los años, después de los toros, tenemos que escuchar las mismas tonterías, de gente que habla sin conocimiento, y pasados unos días, se olvida. Espero que éste, pase lo mismo.
OLÉ Fernando. Yo me quedo con la compañía y con ... la merienda por supuesto.
ResponderEliminarCon lo de la merienda, me ha preguntado Fernando Fredes (Alimentación Fernando) que ¿que tal el jamón? y le he dicho: "pues debía estar muy bueno, porque yo no llegué a probarlo". Parece que el personal salió con hambre canina de los toros. Ja, Ja. De lo demás si comí ¿eh?, pero el jamón y el pan con tomate duró un segundo. Lo de la compañía es algo que nadie nos podrá quitar. Estamos bien juntos, y se nota.
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