¡Pues ya se ha pasado el concierto de San Ramón! No se si estaréis de acuerdo conmigo, pero no nos salió como para tirar cohetes, aunque el público asistente (siempre entregado) quedó muy contento. La sorpresa agradable fue ver la cantidad de gente que había, y no solo familiares, dada la coincidencia de tres actos a la misma hora.
La verdad es que el viento (que se llevaba el sonido y no permitía oírnos unos a otros), la amenaza de lluvia, el frío que fue aumentando a medida que se iba el sol, no ayudaban mucho a la comodidad de los músicos, y si no estamos cómodos tocando se nota.
El miedo escénico al ver al público tan cerca, también influyó en que un músico (según sus propias palabras) no tocara con la seguridad necesaria y que su sonido quedara un tanto apagado.
Creo que deberíamos ir pensando en cambiar de escenario de los conciertos al aire libre, pues la plaza Julieta nunca nos ha ido muy bien, en verano tenemos mucho calor, pues la sombra tarda en llegar y siempre hace mucho aire (aunque no tanto como ayer). Supongo que todos estaremos igual de incómodos con la climatología adversa pero los clarinetes y saxofones tenemos el problema añadido de que se secan las cañas y después de unos compases de silencio puedes encontrarte con la faena de que no te suenan las primeras notas.
Como decía Juan, este año estamos batiendo el récord de frío; San Valentín, Capella y ahora un día de San Ramón que no se recuerda así desde hace mucho tiempo.
Bueno, ahora solo nos queda mirar hacia delante y empezar a preparar los conciertos futuros.
¡Ah! Y LA CENA DE FIN DE CURSO, QUE SI NO LOS JÓVENES DE LA BANDA SE VAN A AMOTINAR.