DOMINGO 6 DE NOVIEMBRE DE 2011
HUMOR: "Instrucciones para Disfrutar de un Concierto" - por Jorge Maronna y Daniel Samper
Los conciertos son una forma compleja de expresión musical elaborada para que la gente pueda conocerse, descansar y charlar. A fin de hacer más gratos estos encuentros, se incorpora música de fondo en vivo.
Un concierto es un espectáculo para todos los sentidos. Muchas personas creen que deben limitarse a escuchar, y durante el concierto cierran los ojos. ¡Garrafal error! Para tan poca cosa, mejor comprarse una grabación y escucharla en casa sin necesidad de vestirse.
No, la actividad visual de un concierto es aún más importante que la música. Hay que mirar a los vecinos, a los espectadores de los palcos, hay que leer el programa, hay que mirar los adornos de las paredes y la lámpara colgante. En último caso, se puede mirar también la orquesta. Mirar al director es interesante, porque, mientras más se ve mover al director, más parecería que hay música. Otras posibilidades son: mirar las piernas de una violinista, mirar la importancia que se da el músico de los timbales...
Para combatir el aburrimiento que algunos conciertos producen es posible llevar un walkman con una grabación de la música que realmente nos gusta, o sintonizar un partido de fútbol. Las buenas maneras aconsejan celebrar los goles con discreción, o lograr que la euforia coincida con momentos entusiastas de la orquesta.
Hay varias maneras de acceder al auditorio donde se ofrece el concierto. La más usual consiste en solicitar entradas a los artistas o al empresario. Los empleados públicos suelen recibir entradas de cortesía que regalan a parientes y amigos políticos, siempre y cuando los beneficiados no manifiesten interés alguno por la música.
También es posible entrar acudiendo a métodos menos ortodoxos, como disfrazarse de músico, de tramoyista o, en último caso, de instrumento.
El último recurso de ingreso, realmente extravagante, es el de pagar la entrada. No lo aconsejamos.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Esto pertenece al libro "Cantando bajo la ducha" y me lo han mandado desde una página argentina de música, que sigo. Como se puede ver la ignorancia musical es la misma en todos los sitios.
El día 1 estuve en el concierto del Quinteto de Viento "Olimpus" y lo pasé francamente mal, no con ellos ¡claro! que me parecieron estupendos y el concierto una verdadera gozada, sino por parte del público. Varios señores no pararon de toser, pero no un tosecilla suave, no; verdaderos ataques de tos catarral que entraban ganas de levantarse y darles un caramelo de menta (aunque lo que me pedía el cuerpo era decirles que se fueran a toser a la calle). Una señoras, de las que conocía a una y al día siguiente le eché una buena bronca, en cuanto acababa una pieza se ponían a hablar en voz altísima y los músicos tenían que esperar para empezar y lo peor de todo: a mi lado se sentaron unas señoras y una de ellas a la mitad de la primera obra dijo tan alto que los músicos tuvieron que oírlo, por fuerza "-algo les está sonando mal-" y al poco rato:"-pues a mi no me gusta nada esto que tocan-" La señora de mi derecha me miró y me dijo. "-Es que la pobre no está muy bien de la cabeza-". Total, que lo que tendría que haber sido un disfrute absoluto me hizo estar en tensión todo el concierto.
Es cierto que en Barbastro hay cada día mas afición a la música, el siguiente paso será conseguir que, además, se sienta respeto por ella.
Esto pertenece al libro "Cantando bajo la ducha" y me lo han mandado desde una página argentina de música, que sigo. Como se puede ver la ignorancia musical es la misma en todos los sitios.
El día 1 estuve en el concierto del Quinteto de Viento "Olimpus" y lo pasé francamente mal, no con ellos ¡claro! que me parecieron estupendos y el concierto una verdadera gozada, sino por parte del público. Varios señores no pararon de toser, pero no un tosecilla suave, no; verdaderos ataques de tos catarral que entraban ganas de levantarse y darles un caramelo de menta (aunque lo que me pedía el cuerpo era decirles que se fueran a toser a la calle). Una señoras, de las que conocía a una y al día siguiente le eché una buena bronca, en cuanto acababa una pieza se ponían a hablar en voz altísima y los músicos tenían que esperar para empezar y lo peor de todo: a mi lado se sentaron unas señoras y una de ellas a la mitad de la primera obra dijo tan alto que los músicos tuvieron que oírlo, por fuerza "-algo les está sonando mal-" y al poco rato:"-pues a mi no me gusta nada esto que tocan-" La señora de mi derecha me miró y me dijo. "-Es que la pobre no está muy bien de la cabeza-". Total, que lo que tendría que haber sido un disfrute absoluto me hizo estar en tensión todo el concierto.
Es cierto que en Barbastro hay cada día mas afición a la música, el siguiente paso será conseguir que, además, se sienta respeto por ella.
Por cierto, no soy Sara sin Yolanda, este blog hace lo que quiere, porque no puedo cambiar el usuario.
¡Vale! Ya vuelvo a ser yo.
ResponderEliminar