Bernart de Ventadorn: Can vei la lauzeta

Continuando con nuestra particular Historia de la Música, hoy conoceremos a Bernat de Ventadorn, posiblemente hijo de un panadero del castillo de Ventadour (en el Limosin francés), que tuvo que abandonar, por enamorarse de la esposa del conde al que servía y escribirle poemas (que no debieron gustar mucho a su marido, por lo visto).
Es el trovador provenzal del que han sobrevivido mayor número de piezas (cuarenta y cinco),18 de ellas con la música intacta, algo extraordinario al verse envuelto en la cruzada albigense, en la que se destruyó la mayor parte de las obras de los trovadores. Al final, ingresó en el Monasterio Cisterciense de Dalon donde, probablemente, murió.


Y volviendo a momentos mas actuales, ayer mismo. La Cabalgata de Reyes fue una auténtica pesadez. Mientras no se modifique la forma en la que los niños suben a las carrozas reales, lo seguiremos pasando mal. Tres horas, desde el Polideportivo Angel Orús hasta el principio del Coso y no se si cuatro o cinco vueltas a los seis villancicos que llevábamos. La noche no estaba demasiado fría, pero tanta parada va calando y, sobre todo los dedos, acabaron como témpanos de hielo. Puede que sea a causa de la edad, que ya sabemos que no perdona, pero yo llegué a casa como si en vez de tocar en la Cabalgata hubiera corrido la San Silvestre.
¡Claro que no a todos los músicos de la Banda les pasó lo mismo! Los que no vinieron no sufrieron ninguno de esos inconvenientes. Está claro que hay varios, cuya ausencia estaba totalmente justificada, por indisposiciones repentinas o mas antiguas y de las que nos avisaron debidamente. Pero hay quien no vino, no avisó y, lo peor, hay quien no viene prácticamente nunca a estos actos, demostrando una nula solidaridad con el resto de compañeros y con la obligación, según el convenio suscrito con el Ayuntamiento, de que la Banda toque en los pasacalles oficiales (4 de Septiembre y Reyes).
Estar en la Banda no es ir a los ensayos cuando nos parece bien y no tenemos otra cosa mejor que hacer, asistir a los conciertos, aunque no se haya ensayado apenas y poco mas. Es cumplir con las obligaciones que tenemos como agrupación musical, con el calendario previsto y los ensayos que acordamos entre todos (y no lo que ellos consideren importante). Que los demás podamos saber que se cuenta con ellos y no tenernos en la incertidumbre de si vendrán o no. Todos tendríamos que tener claro que las obligaciones de convenio obligan a la Banda y como ésta  somos sus componentes, a todos y CADA UNO de nosotros.
Pondré un ejemplo muy claro: de los 9 clarinetes que estamos en activo en este momento en la Banda, ayer estábamos en la Cabalgata, 3. Algunos de esos seis restantes, ya sabíamos que no podían venir. Otros, ni vinieron ni avisaron de que no iban a hacerlo.

De todas las formas, deseo que los Reyes hayan sigo generosos con todos y que a nosotros en particular, como Banda de Música, nos traiga UN LOCAL PROPIO, que no podemos estar un año mas en esta precaria situación. Y, por si acaso, se lo pedí a Papá Noel, al Año Nuevo, a los Reyes y si es necesario a San Saturio, patrón de Soria y que dicen que es muy milagrero. (A Santa Cecilia, no, que vista la situación en la que está la Música en este país actualmente, no parece que se esté esforzando mucho para beneficiar a sus patrocinados).