Que nadie crea que nos habíamos apoderado de las dos por nuestra cuenta y riesgo. Como ya puse en otra ocasión, se nos dijo que había dos salas a nuestra disposición en el antiguo Pedro I; que si sólo necesitábamos una, la otra se la darían a otros, pero que si necesitábamos las dos, eran para nosotros, como así ha sido (y cualquiera que tenga interés puede acercarse a ver que apenas cabemos nosotros en la sala de ensayo, así que mucho menos todo lo demás).
En primer lugar, y cómo pone en la cabecera de este blog, esto es una opinión personal. Cuando escribo estas líneas no soy la portavoz de la Banda (aunque imagino que muchos estarán de acuerdo) y sólo quiero dar cabida a mi frustración y malestar.
Es penoso que, por querer contentar a todo el mundo, volvamos a estar como al principio, ya que si al final no podemos quedarnos con las dos salas, tampoco podremos quedarnos allí, YA QUE NO CABEMOS. No nos sirve que nos den un trastero, u otro local cualquiera, para guardar la ropa, los instrumentos que no utilizamos, la nevera, los trofeos y el montón de cosas mas, si no lo tenemos al lado (y en ese ala sólo están esas dos salas, por lo que cualquier otro local estaría lejos). Además en esa segunda sala, montamos y desmontamos los instrumentos y dejamos las fundas, ya que ¡fijaos si hay poco espacio! que no caben en la de ensayo y tampoco podemos dejarlos en el pasillo, si esa otra sala está ocupada por personas ajenas a nosotros, ya que pueden entrar y salir sin ningún control por nuestra parte.
¿Qué es lo que pasa con la Banda?¿ Tan difícil es instalarnos en un sitio definitivo?. Seguimos teniendo la impresión (repito que esto es mi opinión personal, aunque esté empleando el plural ya que me refiero a un colectivo de gente) de que estorbamos en todos los sitios y que lo que se espera de nosotros es que toquemos cuando se nos pide que lo hagamos, pero que el resto del tiempo procuremos que no se note que existimos y que molestemos lo menos posible.
Para que se vea que no nos quejamos por el puro placer de quejarnos, aquí dejo dos fotografías (tengo mas) de un ensayo, una desde una pared y la otra desde la de enfrente. Como se puede ver, Paco está pegado a una de ellas y los percusionistas a la otra, así mismo los clarinetes segundos y terceros estamos junto a la pared de las ventanas y los saxos tenores tienen que retirarse cuando se abre la puerta, porque están pegaditos a ella. . En medio, todos los demás. Pensad que aquí estábamos veinte músicos, pero cuando estemos los cuarenta (que no pasa siempre, pero algunas veces sí e imagino que tendremos que tenerlo en cuenta), no podemos decir a algunos: " no podéis ensayar porque no cabéis".
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