Por primera vez antes del Pasacalles, y ya que tenemos nuestro propio local, quedamos allí para almorzar y subir todos juntos. El almuerzo resultó todo un éxito, aunque algunos, después de haber tenido una noche un tanto loca, no gozaban de mucho apetito y las gafas de sol (incluso en el interior) formaban parte de su atuendo.
El Pasacalles, como de costumbre, salió con retraso. Esta vez nos colocaron bastante adelante de la comitiva y salimos de las casas de la Cooperativa. El sol, que había estado toda la mañana oculto tras unas nubes negras que amenazaban tormenta, salió y nos acompañó el resto del tiempo.
En este punto, tengo que entonar el "mea culpa", porque la idea de no llevar los sombreros fue mía, ya que, no sólo estaba muy nublado, lo que los hacía innecesarios, si no que a veces soplaba un fuerte viento que me hizo pensar que los haría volar de las cabezas. Después resultó que, cómo me dijo varias veces Betorz, las nubes se retiraron, casi por completo, y volvimos, como cada año, a pasar calor. Pero mi intención era buena ¿os imagináis si en medio del pasacalles, nos hubiesen volado los sombreros y tener que correr a por ellos?, además de no poder tocar y llevarlos en la mano.
Como salimos de los primeros, a las 2 ya habíamos llegado al final del Coso. El repertorio de este año fue muy acertado y a la gente le gustó mucho porque, aunque la Jota sonaba sosa en la parte de clarinetes y flautas, parece que por la zona de los metales, estaba mejor. Sobre la marcha, Paco decidió cambiar el Alfara de Algimia, como pieza a tocar ante las autoridades, por el Fiesta Tropical, que era mucho mas alegre y vistoso. Como se pudo comprobar ayer en TV Barbastro, en donde emitieron nuestra llegada por completo.
Por la tarde y después de quedar, algunos, a las 5:30 para cargar atriles y percusión, estábamos en la Pl. Julieta para montar. Me sorprendió ver que la gente empezó a llegar muy pronto para no quedarse sin silla. Algunos a la vez que nosotros, osea un hora antes del comienzo. La asistencia de público fue impresionante, se llenaron todas las sillas, la gente sacó las que seguían en las jaulas y muchos, muchos, se quedaron de pie. Entre nosotros, como siempre, hay diversidad de opiniones, pero a la gente le gustó mucho, así que todos contentos. La prueba fue que, una vez acabada "Viva La Pepa", nadie se levantaba de su silla, esperando el "bis", algo que no hacemos ese día porque ya está empezado el Coso Blanco. Después de recoger, aunque me entristece (y me cabrea) ver que algunos no cambian y que ni ponen un atril (que cogen de los que ya hemos montado los demás) ni recogen al final (ni siquiera el suyo), aunque se lo digas diréctamente, por suerte esto son casos aislados y todos arriman el hombro, tanto para sus propias cosas, como para las de los demás.
Las explicaciones de Paco, antes de cada obra, gustaron mucho y hacían sonreír, o reír, al público. Sobre todo cuando deseó que todos acaben bien las fiestas y que tengan cuidado con la comida y la bebida, comentario que parece que ya están esperando. Lo único malo, malo, fue el calor. Siempre lo hace en este concierto, pero lo del jueves fue horroroso, porque era un calor muy húmedo que nos deshidrataba rápidamente.
A las diez, muy puntuales y guapos, estábamos todos en la puerta del Flor, para cenar (que eran pocas las horas que habíamos pasado juntos, jajaja). La cena estuvo muy bien y ¡qué decir de la compañía!, muchas risas y buen ambiente, con anécdota incluida y es que los del restaurante querían que los adultos que habían pedido "menú infantil" se sentaran en la mesa que había preparada para los niños, ya que era en esa mesa en la que se servían esos menús (como si fuera un gran problema llevar un plato de macarrones a una mesa en la que se está sirviendo otra cosa). Me asombra la rigidez de criterios que tienen algunos de los que se supone que están acostumbrados a que (cuando se come a la carta) se pidan diez cosas distintas en una mesa de diez comensales. Por suerte, nosotros somos mas cabezotas que ellos y nos sentamos, casi, como quisimos.
A la salida, esa lluvia con la que nos habían amenazado en todas las páginas del tiempo (hasta tres consulté yo por la mañana) decidió aparecer y se acumularon, según me enteré ayer, 18 l. por hora, lo que ya se considera lluvia fuerte, así que, como en cuanto amainó un poco me fui a casa, acompañada por Sara y Narayana, llegué a casa bien refrescada. La cuarta ducha del día.
Ayer, los chicos de la FunBand tocaron acompañando a los gigantes y cabezudos, como pudieron ver los que estaban por las calles durante esa mañana.
Espero que os lo estéis pasando muy bien y nos vemos a la entrada de la Plaza de Toros, el lunes día 8. Ya pondré aquí la hora a la que tenemos que estar, pero ya adelanto que iremos con el polo blanco y la pañoleta de fiestas, además de los pasadobles que hemos ensayado y que están colgados en este blog.
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