SOBRE EL AUTOR DEL HIMNO DE BARBASTRO

¿Es la ceguera capaz de imposibilitar el conocimiento de la música? El caso del músico barbastrense Manuel Terré Santaliestra demuestra lo contrario; él pudo superar todas las dificultades que le supuso aprender este difícil arte sin ver absolutamente nada y se convirtió en un gran músico que, desgraciadamente, ha caído en el olvido.

Nacido en esta ciudad el año 1891, a muy temprana edad se trasladó a Barcelona, donde existía una escuela para ciegos llevada por los Hermanos de San Juan de Dios. Allí aprendió música, tanto en la teoría como en la práctica, y alcanzó un buen dominio de instrumentos como el órgano, el piano, el violín, etc. Cuando finalizó sus estudios, pasó su etapa más bohemia, trabajando de músico ambulante. No obstante, poco tiempo transcurrió para que volviera a los brazos de esa Orden que tan bien lo había acogido de pequeño, trabajando de organista, profesor de música y director de coro en los Asilos de Carabanchel y, posteriormente, Ciempozuelos (Madrid), donde trabajó toda su vida. A causa de su prematura muerte, en 1944, muchos otros datos de su admirable vida no nos han podido llegar, debido a que ya no viven demasiadas personas que nos puedan contar acerca de él, y tampoco se han podido encontrar muchos documentos de interés, así como fotografías o sus obras musicales.

Sin embargo, gracias al archivo musical de la Catedral de Barbastro, nos ha llegado una obra suya de gran valor, el "Himno a Barbastro". Esta composición musical demuestra cuánto amaba, y a la vez echaba de menos, a su ciudad natal. Estrenada durante las fiestas de septiembre del año 1929 por la Banda Municipal, se interpretó en alguna otra ocasión pero cayó en el olvido, al igual que su autor. 

El año pasado, pude recuperar la partitura e hice un arreglo actualizado para la actual Banda municipal. Les presenté el proyecto y accedieron a reestrenar esta magnífica obra, 90 años después de su primera ejecución. Al fin, podremos volver a escuchar el alma enamorada de este gran músico que plasmó toda su inspiración en esta gran obra.»

Atentamente,

Marc Terré