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Hoy, en vez de poner la, tantas veces repetida, Primavera de Vivaldi, os dejo, en este hermoso domingo primaveral, una parte de la Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky, obra que están ensayando (bailando) varios de nuestros músicos de últimos cursos del Conservatorio de Monzón y de lo que os iré informando con mas detalle, una vez que haya pedido permiso a sus protagonistas.
En cuanto al ensayo de ayer, tengo que decir que, no sólo estábamos bastantes músicos, sino que además de divertido (últimamente parece que se compita por ver quien hace el comentario mas jocoso y las bromas y el buen humor son constantes) sino también provechoso: ensayamos cinco obras, y ya sabéis que Paco no es de esos directores que empieza con una y la ensaya de un tirón, ¡nooo! La continuación natural de su: " Muy bien, esta vez ha quedado mucho mejor..." es: "Perooo..." y sigue: "Vamos al compas....". Pues aún así, nos dio tiempo a todo eso.
Y una advertencia para los despistados: de vez en cuando aparece por el local de ensayo, ya sea en un atril o, como ayer, en uno de los sofás de afuera, algún afinador de los que se regalaron en Navidad. En primer lugar quiero decir, como se dijo en el ensayo, que todos deberíamos tenerlo marcado, bien con Dymo, con una pequeña etiqueta o con un gomet de colorines, como propuso alguien, el caso es hacerlo reconocible para cada uno. Y por otro lugar, advertir de que el que lo pierda se quedará sin él, ya que hay que aprender a cuidar de nuestras cosas.
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